Hoy entre patas, justo antes de empezar la función, escuchaba al público sentarse y su murmullo, y en un momento rápido mi mente voló al sueño de cuando estuviera en el mismo momento, en el mismo instante pero esperando para Colores. ¡¡Ahh!! ¡¡Esperando para Colores!! Qué lejos, qué cerca, qué ilusión qué miedo qué todo. Como Colores igual, mogollón de emociones que no saben dónde colocarse. Pues en ese instante entre patas me he puesto nerviosísima solo con pensarlo, y me he visto dentro de unos meses. Cuántos sentimientos y sensaciones me han recorrido. Mi cabeza vuela a mil y he querido verme en el estreno y en las funciones por hacer… Ojalá cuando ocurra este momento que hoy he soñado despierta sea capaz de calmar mis nervios respirando y reviviendo el camino recorrido. Llevaré mi mochila más llena. Ese día lo escribiré aquí con pelos y señales entre lágrimas y risas, será una manera más de entender lo maravilloso que el teatro me hace sentir.
Después de todos estos rápidos pensamientos ha sonado el timbre de aviso. Ha sido todo muy rápido porque la cabeza y el corazón sabían dónde tenían que estar, y volvieron al escenario y al momento real en el que estaba. El público ya estaba preparado. Donde tenían que estar también. Y… Oscuro. Ese momento. El Teatro sí.