El trabajo va de eso

De la infinidad de emociones que sentimos por momentos y que nos hacen desequilibrarnos. Hoy hago una recopilación de ellas. Porque ponerles nombre e identificarlas es lo que nos hace gestionarlas para atravesarlas y continuar.

 

Esto es lo que me gustaría hacer llegar con Colores, que los niños y niñas pudieran llevarse en sus cabecitas que pasan por una serie de emociones que tienen que aceptar y comprender, y para eso tienen que saber qué les pasa y cómo se llama lo que les está pasando. Ya sea ira, alegría, dolor. Yo sigo aprendiéndolo. Es por eso que Colores me parece un espectáculo que a pesar de estar pensado para niños coge otra dimensión al formar parte de todos. Todos pasamos por esos momentos que nos sobrepasan y que tenemos que transitar para seguir caminando.

Hoy quiero ponerles nombre a las emociones, a todas, especialmente a la de hoy…

Y es que se tuercen algunas cosas que sobre la marcha vas viendo que no funcionan como esperabas. Se tuercen y se retuercen… se lían y se relían para hacerme buscar el camino durante los ensayos. Las dudas se hacen grandes y yo me hago pequeña. Hoy es un momento así, de esos de los que te planteas la locura del salto al vacío. Lo bueno es saberse en este momento, reconocerse en él y saber de qué color se baila, esa es la certeza.

Hay un momento en Colores que Luz no sabe de qué color baila ni cómo se siente. Para eso lo hago para concienciar, para concienciarme de la importancia del saber en qué momento estás y cómo te sientes. Eso te hace estar en tu presente desde otro lugar de ti.

Caminando sigo que no es poco, y si tropiezo, me levanto. Colores sigue avanzando por todas sus ramificaciones (que no son pocas) necesarias para ponerse de pie. Y hoy me visitan colores diferentes. Lo maravilloso de la variedad. Lo maravilloso de seguir aprendiendo. Lo maravilloso de estar hecha de colores.

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